Mano poderosa de mi Señor Dios que se manifestó a Moisés en su éxodo, que sustenta los misterios de la Sagrada Familia, aquí vengo con la fe de mi alma cristiana a buscar consuelo en situación tan difícil para mi. No me desampares, y las puertas que quieras abrir en mi camino sea tu Mano Poderosa la que las abra o las cierre para resolver mi tranquilidad que tanto ansío. Aquí ante tu imagen, a tus plantas dejo la necesidad de mi súplica; la que hace un corazón afligido por el destino, que se siente vencido ya a toda lucha, y no puede combatir si tu Mano Poderosa no la detiene, sucumbirá por falta de fuerza de la razón humana. Mano Poderosa, asísteme, ampárame y condúceme a la Patria Celestial que nos prometió nuestro Señor Jesucristo. Amén.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Oración del Ángel en Fátima, de reparación al Sagrado Corazón de Jesús
El ángel se le manifiesta a los niños de Fátima
Esta oración, es de las oraciones iniciales en el rezo del Santo Rosario, he aquí la dulce historia:
Sosteniendo en sus manos un Cáliz coronado por una Hostia, de la cual algunas gotas de sangre estaban cayendo del Cáliz, el Ángel se apareció una tercera vez a los niños. Dejando el Cáliz y la hostia suspendidos en el aire, el Ángel se postró en el suelo y repitió esta oración tres veces: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Yo os adoro profundamente, yo os ofrezco el preciosismo cuerpo, sangre, alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de las injurias, sacrilegios e indiferencia por las cuales El es ofendido. Por los infinitos méritos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os ruego por la conversión de los pobres pecadores".
Oración angélica
Padre Dios, Todo Poderoso, postrados ante vuestra Majestad, os agradecemos, ho Dios, el habernos concedido un compañero celestial, que nos guíe según vuestra voluntad, para honra vuestra y manifestación de vuestro amor.
Prometemos aquí en vuestra presencia, amar como hermano a vuestro Ángel y obedecer cuando él hable a nuestra conciencia.
El será ciertamente nuestro guía camino del cielo. Señor Jesucristo, Salvador nuestro, tomad mi mano y ponedla sobre la de mi Ángel y trazad sobre ella la señal de vuestra redención. Y que vuestra bendición sea para nosotros salvación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Ho Santo Ángel de la Guarda; que desde el principio de mi vida me fuiste dado por mi protector y compañero, yo..(di tu nombre completo), pobre pecador, quiero consagrarme hoy a ti, en presencia de mi Dios y Señor, de María mi Madre Celestial y de todos los ángeles santos.
Quiero hoy vincularme a ti, para nunca separarme de ti. En esta íntima unión contigo; "prometo ser siempre fiel y obediente a mi Dios y Señor y a la Santa Iglesia. Prometo proclamar siempre a María, como mi Reina y Madre y hacer de su vida, el modelo de la mía. Prometo confesar mi fe en ti, mi santo protector y promover celosamente la devoción a los santos ángeles, que nos han sido dados como protección y auxilio, de modo especial para estos días de tinieblas y lucha espiritual por el Reino de Dios". Te pido, oh santo ángel de la guarda, me alcances toda la fuerza del amor Divino, para que yo sea inflamado en él.
Te pido todo el vigor de la fe para que ya nunca vacile.
Te pido que ésta, mi íntima unión contigo, sea para mí escudo protector contra todos los ataques del enemigo.
Finalmente te pido, ho santos ángel de la guarda, la gracia de la humildad de la Santísima Virgen, para que imitándola, sea yo preservado de todos los peligros y por ti guiado a la Patria Celestial. Amén.
Oremos:
Dios omnipotente, concédenos el auxilio de tus ángeles y espíritus celestiales a fin de que por ellos seamos preservados de los ataques de Satanás y por la Preciosa Sangre de Jesucristo y la intercesión de la Santísima Virgen María, libres de todos los peligros, podamos servirte en paz.
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.
"Salve Reina de los cielos y Señora de los Ángeles, protegednos y alcanzadnos del Señor, la poderosa defensa de los ejércitos celestiales para lograr la victoria y llegar al cielo".
martes, 27 de diciembre de 2011
Virgen de Guadalupe, mi boca en venerarte se ocupe
De la Santa Montaña en la cumbre
apareció como un astro María
ahuyentando con plácida lumbre
las tinieblas de la idolatría.
Oh, Jesús, Pastor eterno de las almas,
dígnate mirar con ojos de de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
dános vocaciones, danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
dígnate mirar con ojos de de misericordia
a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad,
dános vocaciones, danos sacerdotes y religiosos santos.
Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe,
tu dulce y Santa Madre.
¡Salve María! ¡Reina de los Ángeles!
Oración de liberación por intercesión de la Reina de los Ángeles y los 9 Coros Celestiales.
Salve Reina de los cielos y Señora de los Ángeles, Salve Raíz; Salve Puerta: que dió paso a Nuestra Luz. Alégrate Virgen Gloriosa, entre todas la mas bella, Salve, agraciada Doncella, ruega a Cristo por las almas que se encuentran en el purgatorio de la familia : (apellido paterno y materno) más necesitadas de su Divina Misericordia.
Dulce Madre, por el amor que me tienes, intercede por estas oraciones ante el trono de Dios para que los nueve coros celestiales efectúen en mi vida las transformaciones y cambios necesarios.
Madre Inmaculada, envíame el auxilio de tus legiones celestiales para que bajo tu mandato y poder, persigan a los espíritus Infernales, luchen contra ellos, me defiendan contra sus ataques, los venzan y los arrojen nuevamente al abismo impidiéndoles regresar a mí o a los míos en cualquier tiempo o lugar.
Madre de Misericordia, que sean enviadas las jerarquías angélicas en auxilio de todas las almas purgantes de sacerdotes, religiosos, monjas o laicos consagrados que cometieron sacrilegios y blasfemias o rompieron sus promesas y votos hechos a Dios a través de la Iglesia católica, Amén.
Cruz de Jerusalem
Cruz de Jerusalem
donde Jesucristo expiró
y al mal al punto venció
trayendo a nosotros
la redención y el bien
yo pido a Jesús también
que el mal se vaya de aquí
por su Dolorosa Pasión Amén
donde Jesucristo expiró
y al mal al punto venció
trayendo a nosotros
la redención y el bien
yo pido a Jesús también
que el mal se vaya de aquí
por su Dolorosa Pasión Amén
Stella Maris, purgatorium Virgo
Stella Maris Virgo, ora pro Animas Purgatorum
Stella Maris ... ora pro nobis.
Stella Maris ... ora pro pace mundi
Gloria in excelsis Deo et pax hominibus qui amant Dominum
lunes, 14 de febrero de 2011
Oración para librarnos del Purgatorio, mejor conocida como Oración de Santa Brígida de Suecia
Santa Brigida de Suecia recibió abundantes revelaciones del Señor sobre el purgatorio, y en particular fue bendecida con una promesa de liberación del purgatorio para quien cumpla con una oración diaria durante 12 años de forma ininterrumpida. El esfuerzo y el compromiso es grande, pero según lo revelara Jesús a la santa, quien tenga la perseverancia y rece en forma diaria estas siete oraciones con devoción, se acercará a la purificación que sufrieron los mártires, y al merecimiento de su corona. Las palabras deben ser rezadas meditando su significado, hablando al Señor en forma sincera mientras se reza.También la familia del alma devota recibirá abundantes Gracias del Señor.
Verán al fin del texto un documento de Su Santidad Juan Pablo II sobre Santa Brigida, para que conozcamos quien fue esta excepcional alma, mientras meditamos sobre adoptar el consejo que Jesús le diera.
Esta devoción ha sido declarada buena y recomendada tanto por el por el Sacro Collegio de Propaganda Fidei, como por el Papa Clemente XII.- El Papa Inocencio X confirmó esta revelación como “venida del Señor”.
PROMESAS
1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
2. El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe.
3. El alma que las reza puede elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de Gracia suficiente para que se santifiquen.
4. Ninguno de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá en el fuego del infierno.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra.
* En caso de que la persona que las reza muera antes de cumplirse los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se salteara un día o un par de días con justa causa, podrán se compensados luego.
Oración de Santa Brígida
Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en Tu Corazón. Tómala de mis labios hasta Tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre Tu santa humanidad para la glorificación de Tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas. Amén
1. LA CIRCUNSICIÓN
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de Sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.
2. LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de sudor de Sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el Amor Divino y Fraterno.
3. LA FLAGELACIÓN
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima Sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes.
4. LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima Sangre de la sagrada Cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el Reino de Cristo aquí en la tierra.
5. CARGANDO LA CRUZ
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la Cruz, especialmente la santa herida en Su Hombro y la preciosísima Sangre como expiación de mi negación de la Cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra Tus Planes Divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la Cruz.
6. LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a Tu Hijo en la Cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en Sus Manos y en Sus Pies y los tres hilos de la preciosísima Sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del Cuerpo y del Alma, Su muerte preciosa y Su renovación no sangrienta en todas las Santas Misas de la tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y Su Iglesia, así como también por la diáspora.
7. LA LLAGA DEL COSTADO DE JESÚS
Padre Nuestro, Avemaría
Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima Sangre y el Agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé Misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de Su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo, lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén
Juan Pablo II sobre Santa Brígida de Suecia
Presentamos algunos fragmentos de la CARTA APOSTÓLICA EN FORMA DE «MOTU PROPRIO» PARA LA PROCLAMACIÓN DE SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, SANTA CATALINA DE SIENA Y SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ COPATRONAS DE EUROPA, del 1 de octubre de 1999
Brígida, nació en una familia aristocrática el año 1303 en Finsta, en la región sueca de Uppland. Es conocida sobre todo como mística y fundadora de la orden del Santísimo Salvador. Pero no se ha de olvidar que vivió la primera parte de su vida como una laica felizmente casada con un cristiano piadoso, con el que tuvo ocho hijos. Al proponerla como patrona de Europa, pretendo que la sientan cercana no solamente quienes han recibido la vocación a una vida de especial consagración, sino también aquellos que han sido llamados a las ocupaciones ordinarias de la vida laical en el mundo y, sobre todo, a la alta y difícil vocación de formar una familia cristiana.
Sin dejarse seducir por las condiciones de bienestar de su clase social, vivió con su marido Ulf una experiencia de matrimonio en la que el amor conyugal se conjugaba con la oración intensa, el estudio de la sagrada Escritura, la mortificación y la caridad. Juntos fundaron un pequeño hospital, donde asistían frecuentemente a los enfermos. Brígida, además, solía servir personalmente a los pobres. Al mismo tiempo, fue apreciada por sus dotes pedagógicas, que tuvo ocasión de desarrollar durante el tiempo en que se solicitaron sus servicios en la corte de Estocolmo. Esta experiencia hizo madurar los consejos que daría en diversas ocasiones a príncipes y soberanos para el correcto desempeño de sus tareas. Pero los primeros en beneficiarse de ello fueron, como es obvio, sus hijos, y no es casualidad que una de sus hijas, Catalina, sea venerada como santa.
Este período de su vida familiar fue sólo una primera etapa. La peregrinación que hizo con su marido Ulf a Santiago de Compostela en 1341 cerró simbólicamente esta fase, preparando a Brígida para su nueva vida, que comenzó algunos años después, cuando, a la muerte de su esposo, oyó la voz de Cristo que le confiaba una nueva misión, guiándola paso a paso con una serie de gracias místicas extraordinarias.
Brígida, dejando Suecia en 1349, se estableció en Roma, sede del Sucesor de Pedro. El traslado a Italia fue una etapa decisiva para ampliar los horizontes, no sólo geográficos y culturales, sino sobre todo espirituales de su mente y su corazón. Muchos lugares de Italia la vieron, aún peregrina, deseosa de venerar las reliquias de los santos. De este modo visitó Milán, Pavía, Asís, Ortona, Bari, Benevento, Pozzuoli, Nápoles, Salerno, Amalfi o el santuario de San Miguel Arcángel en el monte Gargano. La última peregrinación, realizada entre 1371 y 1372, la llevó a cruzar el Mediterráneo, en dirección a Tierra Santa, lo que le permitió abrazar espiritualmente, además de tantos lugares sagrados de la Europa católica, las fuentes mismas del cristianismo en los lugares santificados por la vida y la muerte del Redentor.
En realidad, más aún que con este devoto peregrinar, Brígida se hizo partícipe de la construcción de la comunidad eclesial con el sentido profundo del misterio de Cristo y de la Iglesia, en un momento ciertamente crítico de su historia. En efecto, la íntima unión con Cristo fue acompañada de especiales carismas de revelación, que hicieron de ella un punto de referencia para muchas personas de la Iglesia de su tiempo. En Brígida se observa la fuerza de la profecía. A veces, su tono parece un eco del de los antiguos profetas. Habla con seguridad a príncipes y pontífices, desvelando los designios de Dios sobre los acontecimientos históricos. No escatima severas amonestaciones también en lo referente a la reforma moral del pueblo cristiano y del clero mismo (cf. Revelationes, IV, 49; también IV, 5). Algunos aspectos de su extraordinaria producción mística suscitaron en aquel tiempo dudas razonables, sobre las que se realizó un discernimiento eclesial, remitiéndose a la única revelación pública, que tiene su plenitud en Cristo y su expresión normativa en la sagrada Escritura. En efecto, tampoco las experiencias de los grandes santos están exentas de los límites inherentes a la recepción humana de la voz de Dios.
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